Platicando con un buen amigo, sacamos la conclusión de que como seres humanos nos da mucho miedo el descubrir de que somos capaces en realidad, de disfrutar de la vida, del creer que vivir es ser felices y no tener ningun problema, que en realidad no son problemas si no bloqueos que uno mismo se pone en el camino; muchos retrocedemos y vemos el pasado, pero vemos ese pasado de sufrimiento, del debí, o del por qué no lo hice, y no vemos el pasado de los éxitos, de los logros, ese pasado que algún día nos hizo reír, disfrutar, vibrar de placer.
El vivir en este mundo no solo implica ser felices, si no tambien es el de disfrutar el sufrimiento, vivirlo verdaderamente, sentirlo hasta que desaparezca... de la misma forma del disfrutar de todo lo que hacemos. Hay un pequeño detalle, nos olvidamos de nosotros mismos, del querernos, del concentirnos; ¿cuántos de no sotros le hemos puesto atención a nuestro cuerpo, al disfrutar de una comida?, ¿el sentir esos sabores de cada uno de los ingredientes? ¿cúantos de nosotros escuchamos nuestro respirar y ponemos atención a los latidos del corazón? esos latidos que nos avisan que estamos vivos, que hay que disfrutar de la vida, con responsabilidad, sin bloqueos, sin tabues y sin represiones...
Sólo hay que recordar que nosotros somos dueños de nuestra vida, que todo lo que pasa con nosotros es causa y consecuencia de nuestros actos, consecuencias que olvidamos hacernos responsables hechandole la culpa a los otros, o a un ser superior que no es responsable de nada.
Si eres de las personas que están como víctimas siempre, lamento decirlo pero es tu responsabilidad el que te sientas así, si tú te la crees y le mandas ese mensajito a tu cerebro automaticamente lo procesa y lo lleva a cabo. Yo fuí una de esas personas, pero me he dado cuenta de que vivía esperanzada en agradar a los demás, en ser la persona que otros querían y no en la persona que quiero ser...
Ahora yo te hago estas preguntas: ¿Eres en realidad tú mismo? o ¿eres la persona que los demás han construido?